El 22 de Febrero aparece la primera Nota Informativa en la que se hacía publico el acuerdo de la reunión celebrada el 21 de febrero, de convocatoria del IV Foro de Cultura Vaqueira. Además de las fechas y los lugares de celebración, se fija como tema central de este año: La vaca.
El periódico asturiano La Nueva España se hizo eco de la noticia sobre la próxima celebración del IV Foro de Cultura Vaqueira en su publicación del 26 de febrero.
La Nueva España publicó el 16/06/2019 un nuevo artículo sobre el IV Foro de Cultura Vaqueira, poniendo de manifiesto el contenido de esta edición.
El martes, 18/06/2019, tuvo lugar en el Club de Prensa de La Nueva España la presentación oficial del IV Foro de Cultura Vaqueira.
Comenzó la presentación con la intervención de José Feito Fernández, presidente del Consejo de Cultura Vaqueira. Fueron sus primeras palabras las de agradecimiento a La Nueva España quién siempre ha prestado su colaboración para el desarrollo de estos actos y la difusión de los eventos más importantes que el CCV ha realizado. Seguidamente agradeció la presencia de los acaldes de Salas y Tineo, D. Sergio Hidalgo y D. José Ramón Feito Lorences; subrayando su inestimable apoyo a los Foros celebrados y al CCV. Por último, agradeció la presencia del público interesado en la Cultura Vaqueira.
El IV FCC tendrá este año como tema central la vaca. Se abordará este tema desde dos aspectos o vertientes: la vaca como medio de producción y de ocupación del territorio, y la vaca en el mundo de las representaciones compartidas.
Para abordar estas cuestiones se contará con la intervención de D. Martín Díez Casado (Veterinario. Consejería de Sanidad), quién presentará su ponencia titulada La vaca: Anatomía, fisiología, aptitudes y efectos derivados. D. José Alba (Economista. Profesor de la Universidad de Oviedo), expondrá el tema La vaca en ferias y mercados.. D. José López (Economista. SADEI), presentará el tema La vaca. Referencias estadísticas sobre su importancia en los Concejos de presencia vaqueira relevante. Por último, contaremos con la intervención de D. Vicente Riesgo (Teólogo. Sociólogo. Medalla del Mérito de la República Federal Alemana), quien expondrá el tema de La vaca en las representaciones colectivas del mundo rural asturiano.
Feito lanzó algunas pinceladas sobre los temas que se tratarán en este Foro. El conocimiento de Asturias como área territorial, donde confluyen factores contradictorios. El hecho de que nuestras montañas son fuente de riqueza en pastos estacionales. La presencia de puertos y aristas de unión, así como cuencas de ríos que añaden capacidad de comunicación.
Estas y otras referencias llevan a pensar que resultaba difícil el control o dominio sobre abundantes áreas. El dominio sobre el territorio se realizaría a través de puntos nodales de poblamiento a condición de disponer de las mesnadas que garantizasen la ocupación (presura/apropiacion primitiva).
Desde el punto de vista histórico, la vacas, en un principio consideradas "reses montaraces", "vacas indómitas", "vacas bravas", conformorían gran parte del ganado llamado a ser doméstico, se encontraba pendiente de domesticar.
Las características de tamaño, herbívoro y rumiante (aptitud láctea, cárnica y tractora), hacen de la vaca un medio de producción idóneo, que entrelaza tanto con las características orográficas, como con las características de poblamiento.
Estas carácterísticas convierten a la vaca en un eslabón clave para alcanzar explicaciones sobre la economía y la historia de Asturuas en diferentes etapas y con diferente relevancia.
José Feito termina su intervención reiterando los agradecimientos expresados en el comienzo de su intervención y cede la palabra a los alcaldes de Salas y Tineo.
A continuación tomaron la palabra los alcaldes de Tineo y Salas. Jose Ramón Feito hizo una llamada de atención sobre la desprotección existente en las zonas rurales, afirmando que el ganado vacuno seguirá siendo fundamental en la economía del occidente. Sergio Hidalgo nos recordó que en Salas sigue muy presente la cultura vaqueira, practicandose en la actualidad la trashumancia a las brañas de verano.
Dely Marrón, tomó la palabra para presentar el programa del IV Foro de Cultura Vaqueira. La imagen del programa en esta edición es un cuadro de Rafael Dueñas Carazo (Avilés, Asturias 1967). Pintor que cuenta con un gran número de exposiciones tanto de carácter individual como colectivo y que atesora un gran numero de premios, entre ellos: Primer premio en la XIX edición del Certamen de Pintura del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (2007), Premio Extraordinario a las Artes de la Escuela de Artes y Oficios de Avilés (2008), Primer premio en el I Encuentro de Acaurelistas "Villa de Shagún (2019). El CCV quiere agradecer profundamente esta esplendida colaboración.
Se hizo un repaso de las actividades qué, al igual que en años anteriores, se celebrarán en el Placio de Merás (Tineo) y en la escuela de El Pevidal (Salas). Se pone de manifiesto la presencia de las entidades que este año han colaborado en la celebración de este IV Foro y su inclusión en el programa del mismo.
Reiteró la invitación a todos para asistir a estos actos donde, además de su interés académico, es un espacio de encuentro, de intercambio de ideas, en definitiva, de convivencia..
Finaliza la presentación Jaime Riesgo, Secretario del Consejo de Cultura Vaqueira.
Jaime Riesgo se une a todos los agradecimientos expresados anteriormente y dentro de las actividades que figuran en el Programa del IV FCC subraya la incorporación de un evento artístico, la visita a la exposición VACAS 2.4 del joyero y diseñador Lucas Santiago. Utilizando la joyería contemporánea como herramienta de expresión nace el proyecto vacas, que pretende ser una reflexión sobre el espacio rural actual.
Finaliza su intervención reiterando la invitación al IV Foro de Cultura Vaqueira y a una de las herramientas de divulgación permanente que es la página Web: www.ccvaqueira.org, del Consejo de Cultura Vaqueira.
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Tineo, 21 de junio
Estudia Joyería y Diseño en la Escola Massana de Barcelona (1985-1991), bajo la docenciade profesores como Ramón Puig Cuyás o Hans Leich. Desde 1993 trabaja en Tieneo, y desde 2008 en su nuevo Workshow donde crea y expone, un espacio interactivo entre la obra y el espectador.
Utilizando la joyería contemporánea como herramienta de expresión nace el proyecto vacas, pretende ser una reflexión sobre el espacio rural actual.
De que manera el entorno global o exterior, lamina, en cierto modo, la idiosincrásia de ese mundo muchas veces introspectivo, que en poco tiempo pasa de ser un entorno interior a un paisaje hiperglobalizado, con lo que esto supone de bueno y de malo, la vaca se presenta aquí como un elemento icónico del ancestral mundo rural, una representación imaginaria del paisanaje que lo habita y sobre el que recae el peso del progreso, a veces mal entendido, y como será capaz de encarar ese futuro donde las decisiones se toman cada vez más lejos y los problemas acechan cada vez más cerca.
La vaca es el individuo en ese mundo cada vez más hostil que antaño era hogar y sustento, y cade vez más, metafóricamente, necesita de ese espacio imaginario, cuasi arquitectónico y que a modo de refugio construye y articúla la nueva sociedad.
Esta exposición muestra una serie de piezas que pueden ser portadas como joyas pero que en el fondo son como pequeñas esculturas, construcciones o espacios que nos hablan de esos problemas cotidianos con lo que pelear día tras día y que finalmente abocarán a la transformación definitiva y tráumática de una forma de vida cuyo cambio es más visible en lo que llevamos del siglo XXI que en diez siglos anteriores.
Tineo, 21 de junio
Intervienen: Alcalde de Tineo, Alcaldesa de Belmonte de Miranda y Alcalde de Somiedo
Intervienen en este saludo la alcaldesa de Belmonte de Miranda, Rosa Rodríguez, el alcalde de Somiedo, Belarmino Fernández y el alcalde de Tineo, Jose Ramon Feito. Con posterioridad se unirán a este acto los alcaldes de Cudillero y Salas, Carlos Valle y Sergio Higaldo, respectivamente.
Las notas comunes de sus intervenciones fueron agradecer la Consejo de Cultura Vaqueira la celebración de los Foros de Cultura Vaqueira. Se puso de relieve la calidad de los ponentes que han intervenido en cada uno de los foros, contribuyendo a conocer mejor los diversos aspectos de la cultura vaqueira.
Señalaron que este año, es un orgullo, que la vaca sea el tema central en este IV Foro de Cultura Vaqueira. Jose Ramón Feito puso de manifiesto la importancia que la vaca tiene en un municipio como el de Tineo, primer productor de leche en Asturias. Rosa Rodríguez señaló el efecto vertebrador que la vaca tienen tanto en los territorios vaqueiros como no vaqueiros, manteniendo viva la trashumancia, la biodiversidad y el turismo. Belarmino Fernández señaló como la trashumancia sigue presente, de manera importante, en Somiedo e hizo referencia a El Puerto, que en la actualidad recibe en torno a 1.200 cabezas de ganado “asturiana de los Valles, como un símbolo actual de la trashumancia y de la cultura vaqueira. Cultura vaqueira que debería tener un mayor reconocimiento oficial.
Los alcaldes pusieron de manifiesto como esta cultura se celebra en sus municipios con fiestas y romerías como el Fetival Vaqueiro y de la Vaqueirada, la Fiesta de la Trashumancia, Fiesta de la Alzada Vaqueira y los Alcuentros Vaqueiros entre otras.
Tineo, 21 de junio
Veterinario. Consejería de Sanidad, Área III.
Es la verdad que, ponerse a hablar de vacas entre vaqueiros y vaqueiros de alzada, me merece mucho respeto (abondo respeto) y siendo también verdad que, nadie me haya encargado en ningún momento un soneto, acaso pocas veces me he visto yo en tal aprieto, a la vista de audiencia tan especial.
No sabemos a ciencia cierta desde cuando convivimos con las vacas. Tendríamos menos dificultad en aproximar desde cuando, esta sociedad, hasta no hace tanto rural y campesina, vivió de las vacas como ingrediente básico, pero no único, de la economía en amplias zonas de esta región. Desde tiempo inmemorial podríamos aventurar que no. romanos, pueblos aún anteriores, los godos y otros pueblos de los que tenemos bastante buena referencia usaban el buey para el arado y llegado el caso la vaca, aquella muy rústica vaca que podemos casi imaginar.
Aceptamos que fueron los celtas los que aportaron el ganado vacuno del troco celta, nuestra vaca roxia actual; eso sí, pasando por ella multitud de avatares hasta llegar a ser lo que es hoy: esa vaca que preside nuestra reunión.
Porque veamos: si hoy existen voces autorizadas capaces de razonar respetuosamente comentarios, valoraciones y matizaciones a la carta novena de Jovellanos donde este define y analiza el modo de vivir del vaqueiro de alzada, comentando, valorando y matizando que con sus peculiaridades los vaqueiros son asturianos como los demás, (cosa que el propio Jovellanos señaló explícitamente también a fin de cuentas); sus ganados, con matices que veremos, son como los de los demás.
Hasta mediados del siglo XVIII, la cabaña ganadera ovina asturiana, doblaba a la vacuna. El catastro del Marqués de la Ensenada señala esta circunstancia en 1750/54, o sea mediada y aun pasada la primera mitad del S XVIII, si bien señala un nº de cabezas de vacuno en la Asturias global de 353.000, cifra nada desdeñable, nada distante de la de hoy (no falta quien reste credibilidad a la cifra señalada). Cabe inferir que buena parte de esas cabezas son o tienen que ser yuntas o parejas de trabajo.
Más atrás todavía, en el XVII quien nombraba y citaba siempre burlescamente, pero con conocimiento, a las Asturias de Oviedo, a propósito de cierto Hidalgo que siendo dueño de algo más de mediana hacienda, descubría que su olla de un día de la semana, tenía algo más de vaca que de carnero, burlando de esa forma el porte de lo que presumía y no tenía su dueño, lo que traspasado a uno de nuestros ricos potajes de hoy, conllevaría decir que contendría algo más de patates que de fabes o de compango o de marisco, si tal fuera el caso . Así se las gastaba a trueque de burla el genio de las letras para que hoy nosotros podamos concluir (los expertos de la genial obra lo concluyen) que la carne de vacuno no gozaba del mayor de los predicamentos allá por el XVII.
Tenemos también referencia de transmisión oral en puertos y brañas del mismo cordal cantábrico, sino occidentales, si del perfil norte de nuestra misma cordillera, de aquellos viejos pastores contando y cantando sentencias de otros aún más viejos pastores que afirman: no hay llieñe como la del sangreru, ni carne como la del carneru.
Vacas por supuesto, pero existen documentos antiquísimos investigados y descubiertos por prestigiosos paleógrafos; los primeros documentos escritos de los que se tiene noticia en Asturias son de los siglos VIII y IX. Algunos debidamente tratados formaran parte de una costosísima y lujosa edición facsímil financiada por un millonario suizo. En ellos, interpretados por los expertos, se alude a ganados y a buey; un buey negro en caso concreto como integrante de cesiones y donaciones de terrenos y bienes.
El aporte de proteína cárnica, era en esas épocas se supone, porcina, ovina y caprina primordialmente y la leche con más uso, la de las dos últimas especies.
Siendo el ganado vacuno más visible y de notar en las brañas, es seguro que nuestros vaqueiros explotaron la lana en tiempos en los que este material era y fue muy cotizado y valorado, amén de los usos domésticos incuestionables y de sobra conocidos. Los tejidos para la casa fueron del todo imprescindibles.
Pero hemos venido a hablar de la vaca, que a partir de la segunda mitad del siglo dieciocho es protagonista, parece que indiscutible. Y en esa época justamente es cuando Jovellanos aborda el modo de vivir de los vaqueiros de alzada, bien que Jovellanos habla de ganados, vacuno a veces, otras no matiza.
Tenemos en el cartel que sirve de imagen a estas jornadas un ejemplar de vaca magistralmente logrado por un pintor que nos acompaña. Nadie como él, afirmamos los que sabemos de sus habilidades, podía lograrlo mejor. Concurre la circunstancia de ser veterinario de La Consejería competente en ganadería de Belmonte y Salas, lo que es decir también de Somiedo.
Ese ejemplar de vaca es hoy objeto de deseo, capaz de lograr ella con su parte las producciones de las que al final hablaremos, derivadas obviamente de su peculiar anatomía y no tan peculiar fisiología, bien respaldada por el medio que las rodea en el caso de las de alzada u otras que disfrutan de parecidos pastos.
Si nos fijamos en el tronco castaño, que según hoy está comúnmente aceptado, dio lugar a este animal, no es difícil asimilar que hasta llegar aquí pasó por enormes adversidades a lo largo de los siglos. Épocas de grandes dificultades y condiciones adversas donde la poca abundancia y la mucha escasez moldearon la fisonomía de este animal, que junto a múltiples cruces con otra razas, la hicieron a buen seguro hoy irreconocible si tuviéramos su imagen cierta o un agujero por donde mirarla. Referencias sí tenemos de un animal paupérrimo y sufrido, adaptado al trabajo y menos a otras aptitudes.
En 1885 llegó a Asturias el primer ejemplar de raza suiza (Ferrer 1963). Las razas autóctonas asturianas empiezan a ser cuestionadas; se habían dedicado básicamente al trabajo y para ello se habían cruzado incluso con la Tudanca y sus parientes próximas, la Lebaniega y otra del valle de Valdeón, la valdiona que se decía, muy parecida, escasa pero con unas cualidades para el trabajo absolutamente excepcionales cruzada con las demás y de capa parecida a la Tudanca pero más matizada en lo que la caliza de los picos parecía reflejarse en ella, tal era su estampa. Resultado de aquellas mezclas con las asturianas son aquellas vacas enormemente rusticas, negras, acaso con un vestigio roxio por el lomo, de escasa precocidad, poca talla y bajos rendimientos. Así lo describen autores como (Caramés sobre el terreno en 1928) quien dibuja un panorama de animales de mil colores, que “no permite determinar ya con certeza ni su raza ni de donde proceden”. Este animal es el que profusamente se cruza con la vaca suiza que arrincona a las asturianas por cruces mediante sementales distribuidos por la región. Este cruce aumenta el rendimiento lácteo y también, aunque hoy cueste creerlo, el cárnico. Ocurre que el rendimiento no es óptimo, pues dieta y ración son incompletas, salvo en zonas de la costa y valles fértiles. Un interlocutor de Caramés, con cargo de vicepresidente de La Diputación, afirma y señala, ya en 1927, ser consciente de que este cruce al que estamos aludiendo contribuye a degradar aún más los troncos raciales autóctonos.
Por lo tanto, la estampa de la vaca en las brañas como en el resto del territorio cambia avanzando el siglo XX por el dominio de la suiza, y empujado por el surgimiento de algunas industrias lácteas siquiera incipientes, como Arias que comienza una actividad lentamente en 1910 y con sesgo bastante artesanal, igual que algo más tarde, la Mantequera de Tineo y algunos otros conatos, industriales si así se pueden llamar, de menor calado. Como quiera que esa incipiente industria no fuera capaz de absorber la que por otra parte tampoco fuera grandísima producción, esa imagen cambiante de vacas de producción mixta sufre un frenazo, y aumenta de nuevo el censo de esa vaca rústica de trabajo y un pequeño rendimiento lácteo para el consumo familiar y alguna manteca para llevar a las villas, donde se adquiere por particulares y algún comerciante pionero. Decimos que estamos por los años veinte, los felices años veinte que nos relatan desde otros escenarios, pero nuestro desarrollo ganadero vacuno sigue en tal estado.
Vamos a ver como de corte en corte, de braña en braña y de valle en valle, llegamos a la vaca que preside nuestra reunión.
La Diputación provincial, a pesar del pesimismo manifestado por el vicepresidente en 1927, es la verdad que ya había puesto mano en 1915, si bien el fruto no se recogería tan temprano. Y así se crea ese año la estación Experimental Agropecuaria de Gijón comenzando las inscripciones en los libros genealógicos.
La guerra civil supuso una interrupción al tímido despegue, donde ya teníamos una mejor producción cárnica y láctea mediante el cruce con la suiza y conservando a su vez un número importante de ejemplares, los menos evolucionados, dedicados al trabajo. El suceso supuso una vuelta atrás con aumento de la tracción animal y aumento a su vez de la población activa agraria que había descendido antes de la contienda.
Es a partir de 1940 cuando comienza, siempre tímidamente, la renovación de la cabaña ganadera.
Las fábricas RILSA, Arias y Mantequera de Tineo se empiezan a distanciar de la que era una primera producción artesanal. Los organismos públicos por su parte inducen la importación de ganado selecto. Si bien, esos mismos organismos reconocen, e incluso recomiendan a los ganaderos acudir a los mercados de Santander, para adquirir ejemplares que superaban con mucho a los de aquí. Hablamos de ganado de rendimiento lácteo que en puridad, no siempre era frisón propiamente, sino en muchos casos cruces con predominio frisón y notable aumento del rendimiento lácteo hechos por nuestros vecinos.
En la década 40-50 se aprecia claramente como divergen los caminos del ganado de carne y de leche.
La diputación en 1953 adquirió rebuscando, dos sementales culones llamados a hacer historia, el Peter y el Bolero, si, fue el comienzo de una gran historia.
Decimos que, a partir de ahí comienza un nuevo trecho que poco más nos lleva a la actualidad, bien que el camino de la leche sigue estando muy influenciado por la ventaja en la calidad del ganado de Santander. Pero el otro camino no. Este parte de una cabaña obsoleta y sin evolución, con unos ejemplares dedicados exclusivamente al trabajo y otros cruzados con base y dominio de los autóctonos. La alimentación era escasa y su producción también.
Entrados los años 60-70, se empieza a oír por los campos y valles de forma cada vez más insistente, el ruido de los tractores; eso hizo bajar el número de yuntas que todavía sumaban no obstante unas 72.000, 144.000 animales, buena parte de actitud mixta.
En esta década el ganado frisón creció un 106.7 por cien. Además de multitud de pequeñas empresas que recogían leche, nata, manteca; CLAS, LAGISA Y Nestlé recogían leche de 6.000, 8.000 y 14.000 explotaciones. Del ganado frisón no nos vamos a ocupar ahora, ocupan la parte baja de los valles y la costa no exclusivamente, como se sabe, y ello debido al enorme éxito alcanzado y derivado de las ganancias, mayores o menores, pero que hasta entonces no habían existido. Eso de cobrar una cantidad al final del mes, hizo estragos como se puede comprender. Si diré que, los intentos de establecerse ganado de leche en zonas medias y altas, que ha existido y existe muy testimonialmente, hoy prácticamente ha declinado a favor de la producción cárnica, que también se encuentra en la costa como se sabe y que sustituye a aquel ganado de trabajo y cruzado con actitud mixta con base autóctona. De ellos eligiendo los mejores ejemplares han ido surgiendo los actuales.
Con todo y con ello, nos interesa hablar de esa vaca común de todos los tiempos que habitó las brañas, que hizo la subida y la bajada, que dio el sustento a las familias y que mantuvo el hábitat y el hábitat influyó en ella hasta nuestros días aún pasando por multitud de avatares a lo largo por lo menos de los últimos dos siglos y medio.
En el verano de 1982 y posteriores, he tenido la oportunidad de conocer la ganadería de Belmonte y Somiedo, al ocupar temporalmente la plaza del Veterinario titular. Allí me encontré, porque subí a alguna braña, concretamente a La Peral, con lo que entonces eran ya unos animales básicamente autóctonos, pero con muchos rastros y señales de los avatares descritos por los que la raza atravesó. Capas negras, roxias más intensas en general que las actuales, seminegras, tirando a culón unos, otros bien conformados y a medias muy a medias de todos los caminos, otros.
Anatómica y fisiológicamente, podemos describir aquel animal como un tipo medio que no es el de ahora, es el anterior a la vaca del cuadro de la reunión de hoy. Describiremos lo más notable y representativo:
Animal recio pero noble, ojos de mirada tranquila, fuerte y adaptado, de miembros rectos los anteriores, pezuña fuerte, hendida pero no separada (de lo contrario la desenvoltura en pendiente y la marcha en cualquier caso, fallarían). Rectos también los posteriores mirados desde atrás. Al margen del uso propio para las labores, la vaca que habitaba nuestras brañas, contaba con una condición para la que ya fue seleccionada de forma personal y particular y diríamos artesanal por su criador y era la capacidad de caminar sueltamente para hacer el desplazamiento. Por esta condición, llegó a ser muy considerada para el carro y el arado, y era adquirida por compradores de dentro y de fuera de Asturias. Marcaba bien el paso en el surco de la tierra. La venta se hacía siendo animal joven, pero adulto, domada ya o no para el carro, o bien habiendo adquirido las “primeras enseñanzas”, entrecomillo, con algunas horas de xugo; no había engaño, la verdad cantaba. En ese caso, el precio era un poco más elevado, si el comprador se lo podía permitir, a veces podía ser una exigencia del propio cliente. (En el año 2005 aparece el R (CE) 1/2005 de Bienestar Animal en el transporte. Entre otras, prohíbe el transporte en fechas próximas al pre y postparto. Ya sabían los brañeiros y todos los demás que había que curar el parto, se decía, para poder desplazarse a pie o xiuncer, etc.; y así lo hacían desde siempre, los de Asturias, los de León de la montaña y todos).
Cabeza de frente plana o ligeramente convexa, cuernos con salida horizontal para curvar hacia arriba y de punta negra hacia atrás, bien desarrollados, primero para el xugo (y no sólo: en los desplazamientos largos o cortos, a la misma tierra de labranza, hacían de percha y colgadero de mil pertrechos, paraguas, bolsos y bolsas de la merienda, saco con la sementera etc.), también para defensa propia sin olvidar la defensa de las crías ante alimañas, en círculo y con la cabeza de frente, si logran agruparse. Final y postreramente para usos domésticos, albergando la piedra en agua de la guadaña, o tejiendo navajas, cuchillos y otros mangos de empuñadura.
Cuello fuerte y un poco acortado, unido a un tronco de contornos convexos y costillar redondeado, con agujas y lomo rectos. La depresión en agujas y lomos además de defecto cárnico, conlleva animal débil de constitución, nada deseable. –son esas vacas ensilladas que llamamos, feas en una palabra.
La cola con borlón abundante y negro, que se esquilaba por estética a la entrada del invierno, nada exenta de ética para con la compañera de al lado, evitando salpicaduras propiciadas por la acostumbrada estrechez del alojamiento. Cerdas (o serdas) que tenían su mercado para uso de hilos trenzados en la costura de sacos de lino del trigo castellano.
Grupa recta, ligeramente decaída en su final, pero ancha, lo que alberga además de un buen rendimiento cárnico, una canal de parto con cavidad apropiada.
Vientre, la barriga si se quiere, voluminosa para contener todo un potente aparato digestivo y llegado el caso ser capaz de albergar la gestación. En los rumiantes y en el vacuno en particular, el auténtico rompecabezas no está en la cabeza, sino en el aparato digestivo. Sabido es que la gallina y la vaca por el pico dan la nata. Pero es que, esa cuádruple compartimentación de los vacunos es la madre de muchas batallas. En los tiempos remotos, quizá no tanto, el pienso, “au taba?”, me dice un buen amigo vaqueiro octogenario, casi nonagenario a fuer de toda lucidez. La vaca de las brañas, por condición propia, cuando no por obligación, consumía, aprovechaba y transformaba no sólo el buen pasto de prado y camperas, sino toda clase de matojo, y ramaje que se cruzaba. Es habitual, después de uno o varios días de lluvia y disponiendo de hierba de calidad, que la vaca del puerto, para sus equilibrios estomacales, se encaramara por la ladera buscando yerbajos de aparente mala calidad, pero que equilibran sus digestiones a veces dificultosas. Los que hemos pasado muchas noches en el puerto -antes de, porque así fue y de allí venimos-, sabemos, cómo no, que los animales que duermen a la intemperie, libres o en cercado, con las primeras luces del día y los últimos rocíos de la noche, trepan por las laderas buscando esa hierba más dura pero mojada que tanto les beneficia. Otra más, u otro, si digo; ninguna vaca que tenga al alcance dos bocados de ortigas, sí, sí, ortigas, va a sufrir problema digestivo alguno. Y vaya cómo compiten por ellas, y con qué afán las buscan, cuando están granadas, las vacas del puerto.
Si tuviéramos un poco más de tiempo, les hablaría de todo el arsenal y la gama de hierbas y brebajes que todo pastor de puerto y de braña que se precie conocía en su tiempo para mil y un remedios. Las ortigas ¿?, si no habían acabado con ellas las vacas, en infusión para las lombrices o áscaris de los teneros eran lo propio…hortolana, genciana, té y manzanilla, corteza de roble, en fin, bien mezclado y condimentado, agitado o no antes de usarse, estos y otros muchos componentes de la flora circundante ponían remedio a dolencias de todo tipo y condición.
En primavera, antes o después de subir, era común disponer de un buen acopio de hoja curada en rama de robles y fresnos, a los que se podía complementar con acebo recién podado con hoja verde, para ayuda de la posible primera nevada de otoño o la última de primavera, con la tenada ya vacía. Todo lo engullía este apacible animal de buen grado, a la par que ella y su dueño hacían una labor que ahora sabemos impagable o así lo piensan muchos.
(Entiéndase esta situación, claro está, en tiempos en que no había figuras de protección – así llamada- sobre muchas de las especies botánicas concretas, amén de prácticas que hoy no están autorizadas)
Y este animal lo transformaba todo en poca cantidad se dirá, pero en producto de máxima calidad. Y comer cuando podía, comía mucho; aquel animal era muy voraz, quizá el instinto le indicaba que en los rigores y recogimiento del invierno, no sobraba nada.
La producción de los cultivos de autoabastecimiento conlleva trabajos, sudores y desvelos que como se sabe, junto con alguna ayuda sobrenatural que pudiera llegar o no, hacen y pueden mucho. Y seguro que lo lograban, de no ser por el ingrediente que faltaba y que era el cucho. Cucho, cuito o como se quiera, fue desde los inicios un valor inestimable. Hoy en pueblos y aldeas, quienes tienen por sana costumbre todavía, poner huerta con ingredientes básicos, claman y ruegan por el cucho, volviendo en ocasiones al antiguo trueque, forma de pago en las épocas de los reinos astures, con quien, (y no en todos los sitios) tiene vacas: llevas si quieres y te conviene tal o cual prado pero tráeme un viaje de cucho allá por abril o mayo. Chusco y curioso es el caso ocurrido en un lugar del concejo de Pravia, no vaqueiro pero ilustrativo del valor que para la cultura de la huerta sigue teniendo el citado complemento. Echando mano en uso y disfrute de antiguas y larvadas rencillas, quien todavía tiene vacas y cucho, ni por ningún dinero quiso cederle un poco a una vecina viuda.
Siendo que el diablo las más de las veces anda suelto y ocioso según se dice, y debe ser verdad, a juzgar por el sucedido. Héteme aquí que una noche dos vacas y un xiato ya crecido de quien las tiene, decidieron librándose de su cercado, salir de ronda yendo a dar en su correría nocturna con la huerta de quien no las tenía, con resultado fácil de imaginar. En evitación de males mayores el ahora asustado dueño de las excursionistas, se vio en la tesitura de aceptar el aporte del cucho necesario mientras lo tenga, a la por ello no litigante pero tenaz vecina, mientras se lo requiera.
Gestación de 9 meses, días de poco calor y otros de mucho frío influía en el retraso de los celos. La alimentación a veces sumando por suficiente, a veces restando por ajustada; circunstancias todas, venían a concluir que nunca en los tiempos pretéritos después de unos primeros partos bien pasados los treinta meses, se consiguiera encadenar partos de año en año de 12 meses. Contentos si cada tres años se lograran dos partos; si no se malograba alguna cría, todos conformes.
La ubre de poco tamaño y pezón generalmente desarrollado, daba para la cría, para el consumo de casa y alguna manteca o manteiga de añadidura. No se pedía mucho más, recuérdese que de existir excedencias, muchas veces no había dónde colocarlas, así que, no las habría.
La instauración del estándar racial y los libros de registro de razas, puso la base a lo que hoy es una realidad muy reglamentada.
La actual vaca ha salido después de rebuscar y encontrar, mediante la selección de sementales básicamente a partir de los 80. (En esa época fueron populares, junto con el Rubio III, de la saga de los Boleros, el 49 y el 31. De este último no recomendábamos dejar hembras para criar). La localización, años más tarde, del gen culón mediante estudios genéticos, como su propio nombre indica y su propagación con bastante rapidez, ha dado un giro importante al panorama de la cría de Asturiana de los Valles por el ganadero. La I.a. (inseminación artificial) ha dado un resultado, que ha venido a ser fundamental en la propagación en tiempo record, (aunque si se mira bien, los años fueron pasando, el primer ejemplar de I.a., recuérdese fue del 53) de los caracteres deseados que hoy aparecen visibles en el ejemplar de portada.
Las actuales vacas, hagan o no la alzada, ya no necesitan tener al menos, esas pezuñas traseras fuertes de las que puede que carezcan, ni capacidad de desplazarse largo trecho, lo que su conformación corporal hoy no les permitiría. Son más especializadas en rendimiento cárnico, y quizá hayan perdido un poco aquel instinto que las caracterizó buscándose la vida en el puerto o la braña. Conocen bien el pienso y el forraje; y en el puerto pueden estar muy atentas al ruido periódico del todoterreno, que les aporte de mano de su dueño y de regalo unos tacos de alfalfa sin mayor esfuerzo por su parte. Aquella imagen que nos han contado de vacas con costillas contantes y casi sonantes a imagen y semejanza del famélico jaco del Ingenioso Hidalgo que tenía más cuartos que un real de puro flaco, - irónicamente ángulos y esquinas en su anatomía - ya no es detectable afortunadamente. Forman parte estas en buena medida, de las agrupaciones de control y mejora y contribuyen en su medida añadiendo su parte a la IGP ternera asturiana (indicación geográfica protegida). La vaca que nos ilustra, como es virtual y si no lo fuera es igual, puede ser una de las integrantes o no, de los 10 vaqueiros que entre Belmonte y Salas han hecho la alzada este año 2019, al menos un par de ellos con el cerdo incluido. Puede perfectamente ser, o no, una de las 86.000 hembras inscritas, perteneciente a uno de los 5.600 ganaderos inscritos en la IGP. Sus terneros pueden ser unos de los que aportaron las 24.000 canales certificadas en 2018, y sumar su parte para los 6.600.000 kg de carne con un valor de 201.830 millones de euros, con 10.000 puestos de trabajo directos entre en la gestión de la IGP, el faenado, la distribución, la comercialización y otras faenas derivadas.
Hemos elegido hoy a este animal como protagonista; buceando por entre los siglos, los acontecimientos, las penalidades, hemos intentando seguirle la pista, pista a tramos casi perdida, para llegar a intentar localizarla e identificarla hoy. Bien que muchas veces, por falta de información fehaciente o más bien inexistente, hemos, sin otro remedio, recurrido a lo que el gran genio de las letras nos avanzó de sus pesquisas mundanas, es decir fiarnos de < ciertas conjeturas tenidas por muy ciertas y verdaderas, junto con otras muy del todo verosímiles anejas y a ellas semejantes.>. Ahora tenemos ordenadores, marcadores electrónicos y datos ciertos en definitiva. De aquellos siglos y épocas remotas, transmisión oral y no siempre, apuntes a mano pero no siempre tampoco y conjeturas varias.
El mundo de la vaca frisona con sus tormentos y tribulaciones lo hemos orillado hoy, para dedicar más empeño, siquiera por aproximación, a lo vaqueiro escuetamente.
En referencias, siempre de ahora y diez años atrás, la cabaña actual asturiana, oscila en el entorno de las 14.331 explotaciones; 6.861 menos que hace diez años. De ellas 13.856 son de de carne; 4. 177 menos que hace una década también. 1.999 de leche; 1.237 menos que entonces. Mixtas 476; 1.444 menos.
Nº de cabezas totales 413.048: 7.528 menos. Frisonas 117.505; 15.655 menos. Parda 2.327; 1.244 menos.
Asturiana de los valles 198.872 cabezas, 25.714 más que hace una década. Asturiana de la montaña 26.697; 8.474 más que entonces también.
Y siguiendo y parafraseando a otro genio de las mismas letras, pero distintas artes, podemos concluir que la vivencia y supervivencia del brañeiro, del vaqueiro de alzada o no y del ganadero en general, < brota y crece derecha o torcida, su ímpetu, sus desvelos y hasta su humildad, cede, solo a esa ley de la vida, que es vivir como se puede.>
Buenas tardes y muchas Gracias.
LA VACA (Manuel Asur, poeta) Nunca vi tanta paz en unos cuernos, tanta sabiduría en un encuentro, nunca tan majestuoso monumento, ni ojos de ternura con tanto ensueño. Nunca tal relax, ni en una hamaca, tantas tetas a mano de regalo, ni a ras de pata tan sublime arcano, ni poema que no rumie como vaca. Nunca tanta vitamina en los restos, ni provecho mejor si faltan pastos, si el gobierno así hiciera con los gastos, jamás nos subiría los impuestos.
Tineo, 21 de junio
Profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo.
Estoy encantando de compartir mesa y debate con tanta gente amiga, amiga de lo vaqueiro y del campo. Pero, precisamente por eso, resulta difícil decir unas palabras, aunque sean como preludio de otras intervenciones de mayor calado. Hay aquí varias personas que conocen ferias y mercados bajo distintas perspectivas, como ganaderos, organizadores, operadores comerciales, asiduos … y cualquiera de las mismas podría comentar cosas más sustanciosas que las que pretendo apuntar a vuela pluma. Por si esto fuera poco, llevamos años denostando los mercados, bien es verdad que otros mercados, que se distancian de lo material y de lo cultural. Espero que mis palabras puedan servir, sobre todo, para refrescar la memoria de quienes escucháis y tratar de reflexionar sobre algo que forma parte esencial de un mundo en el que la vaca ha sido protagonista, si bien con los cambios inherentes a la evolución social, en el más amplio sentido de la palabra.
Al empezar a tomar unas notas para esta intervención pude constatar la viveza de los muchísimos eventos que tienen que ver con lo que aquí tratamos. Un simple repaso del calendario que publica Caja Rural nos hace ver la pujanza de los diversos certámenes de todo tipo, que van desde lo más tradicional a enfoques turísticos, desde concursos a exhibiciones, a la celebración de momentos en los que el ganado sube o baja de la montaña. Y no solo en Asturies, también en ámbitos próximos, como Cantabria, Galicia o nuestros vecinos al sur de la cordillera. Tan importantes continúan siendo estas concentraciones ganaderas que incluso en entornos urbanos, como el de Oviedo, ha causado enorme revuelo el hecho de que no se celebrase la Feria de la Ascensión, hace apenas unas semanas. Y si repasamos la relación de certámenes ganaderos elaborada por la administración asturiana podemos comprobar el gran número que se repite anualmente, así como que más de tres cuartas partes de los dos centenares dispersos por nuestra intrincada geografía incluyen ganado vacuno.
De todo el conjunto variopinto de concentraciones bovinas y de interesados en las mismas, bajo distintos ángulos, podemos hacer un primer comentario que tiene que ver con el cambio en la ganadería, en su distribución y la proliferación de formas de comercio, aún entendiendo que persiste un sustrato importante de fórmulas antiguas que parecen encajadas irremediablemente en la realidad. Las explotaciones tienen mayor número de vacas, que son el animal predominante por excelencia en el ámbito asturiano actualmente. Pero la venta de un ejemplar, adulto o cría, ya no representa la importancia que tuvo antaño, cuando muchísimas familias podían contar los ejemplares de su cabaña con los dedos de una mano.
El movimiento registrado en Ferias y Mercados es importante, en cuantía dineraria y en reses, y se da tanto en poblaciones de mayor peso, es el caso de la Pola de Siero, como en otras que incluso son pequeñas en su propio entorno, como ocurre con la de Corao, en la comarca de los Picos de Europa. A modo de datos orientativos baste decir que el mercado sierense ha quintuplicado el movimiento de reses durante el último cuarto de siglo, superando los cien mil ejemplares de vacuno actualmente, si bien el mayor movimiento se produjo en torno al año 2000. Pese a la diversidad actual de fórmulas de comercialización, sigue manteniéndose un sinfín de ferias y mercados tradicionales, que aparecían (y siguen haciéndolo) en el famoso Calendario Zaragozano que tanto acompañó a las gentes del campo.
Al cambio de tamaño de las explotaciones se unen otros, como la posibilidad de ampliar el radio en el que se realiza la venta del ganado y también (aunque puede ir por otras vías) la irrupción de ganado selecto, con unos precios en rango bien diferente del general. La mejor comunicación y las posibilidades de transporte abren también la posibilidad de que concurran compradores de un ámbito relativamente amplio, incluso con participación puntual de algunos agentes extranjeros, algo impensable en ese pasado de mercados sin ruedas ni internet.
Ferias y mercados van más allá de lo económico, forman parte de una cultura en la que son muchos quienes acuden durante años y años, diríase que religiosamente, sin pretensión alguna de comprar. Aunque también los hay que tercian cuando ven algún negocio y compran y venden sobre la marcha, sin haberlo previsto. No son pocos quienes extrañan los euros y convierten rápidamente todo a pesetas, esa moneda que sus abuelos habían de traducir a reales. Pero lo que trastocó recientemente la forma tradicional de pago fue la restricción en el uso de billetes, que ha venido a incorporar cheques y bancos al recinto ferial. Los pagos en efectivo de antaño podían menguar considerablemente de camino a casa, sobre todo si se pasaba por la tienda que aprovisionaba a la familia y se cancelaban las deudas cuyas facturas se habían ido acumulando en un clavo durante meses.
La vaca constituye un elemento central en el devenir de los vaqueiros. Entiendo que aquí debemos subrayar especialmente cuanto tiene que ver con las ferias y mercados del Occidente y su vinculación con la cultura vaqueira.
Es preciso apuntar, en primer lugar, que ferias y mercados representaron siempre un punto de encuentro, de conexión, de información, de revitalización, en definitiva. Su importancia económica es evidente, por cuanto durante mucho tiempo tuvieron un protagonismo destacadísimo en la posibilidad de allegar algún dinero para una explotación familiar que podía comercializar poco excedente. Y el volumen principal de ingresos monetarios cabía esperar que llegase, por lo común, de esas ventas de vacuno que se realizaban como culminación al éxito de un año, a la necesidad de fondos o a otras razones, siempre en un contexto de limitaciones y búsqueda de alternativas.
Los paisanos de los pueblos tenían muy claro a dónde acudir con su ganado, las dificultades de movimiento se imponían y esos grupos afanosos de vacas y boinas seguían habitualmente los mismos dos o tres caminos, aunque se repitiesen las fechas. Tiene su importancia esto de las fechas en relación con la práctica ganadera de los vaqueiros. Comoquiera que los pastos de la montaña proporcionaban buenas posibilidades de alimentación para las vacas, una de las formas de optimizar el aprovechamiento de los recursos disponibles era el engorde de ganado durante la estancia veraniega en los puertos. Pero la restricción del alimento invernal forzaba la venta cuando la alzada corría valle abajo. Estas condiciones determinaban el florecimiento de ferias y mercados adaptados a esa demanda y oferta, concentradas en momentos bien dispares.
No quiero sustraerme a un sencillo análisis económico de los antiguos mercados y a compararlos con los actuales. Sin entrar en honduras teóricas, es preciso destacar la importancia de varios hechos que se repetían en algunas de las ferias, pero particularmente en las que tenían mayor vinculación con las alzadas. El caso es que durante un tiempo limitado concurrían en un espacio vaqueiros que habían de desprenderse de un ganado que no podrían mantener, por carecer de recursos pascícolas en la marina, y los compradores potenciales eran conocedores de tal circunstancia, cuando no habían concertado incluso una división zonal para restringir la competencia entre los tratantes. La carencia de alternativas ponía en difícil situación a quienes debían vender, algo que ahora se ha relativizado, dadas las diversas posibilidades para la comercialización, la mejor posibilidad de transportar y alimentar el ganado e incluso el mayor conocimiento mercantil de quienes trabajan en la ganadería o la menor necesidad. Empresas de alimentación, operadores muy activos, las redes sociales, son muchas las posibilidades de venta, adobadas por esa ecuación entre la rebaja del precio, los costes de transporte y mantenimiento y el mayor desarrollo del animal, algo que habría resultado impensable cuando los pocos recursos impedían otra opción que no fuera la venta.
En unas condiciones que se mantuvieron durante décadas, e incluso siglos, es lógico pensar que fue produciéndose el asentamiento paulatino de las ferias y mercados que llegaron a nuestros días. Si primero constituían un fenómeno comarcal, dadas las limitaciones de transporte, en un momento dado pudo ampliarse notablemente la sombra de cada evento, merced al uso del ferrocarril y de los camiones. También en ese sentido confluyen el interés por llevar ganado a otras tierras y el momento propicio para la venta. Buen ejemplo pueden ser las ferias del Puerto de Somiedo. Pero también hubo casos de gran peso y tradición que se desarrollaron durante largo tiempo en zonas a las que no accedían vehículos convencionales a motor. La Feria de Cueiro, se celebró cada 5 de septiembre en la zona del mismo nombre, ubicada en el Cordal de la Mesa y punto de concentración de somedanos, teverganos, moscones y gente del resto de los concejos de una comarca. La última vez que reunió a compradores y vendedores fue hace casi medio siglo, si bien posteriormente ha sido constante la rememoración con fiestas. carentes ya del movimiento ganadero del pasado.
Otras ferias que tuvieron gran relevancia han decaído considerablemente. Es el caso de la de Gera, en Tineo, y a la que tantos de quienes participan en estas jornadas habrán acudido. Tenía esta feria una peculiaridad importante, porque en ella se contrataban maestros para diversas brañas que no contaban con enseñanza pública convencional. Acudían los comisionados de cada lugar para contratar a jóvenes que habrían de enseñar las “cuatro reglas” y poco más durante unos meses. Esto nos permite recordar que la relevancia económica de las ferias no llega solo, aunque sí fundamentalmente, de las transacciones ganaderas. El hecho de que hubiese gran concurrencia propiciaba la búsqueda de alguna que otra solución para las muchas necesidades, por lo que en los mercados convivían los tratos con las tijeras de los sastres o con útiles necesarios para la casa que no era posible procurar en el pueblo.
No he podido confirmar mi sospecha, pero pienso que algún papel habrán jugado los vaqueiros conduciendo recuas de ganado desde las ferias a los trenes, desde el lugar de producción hasta el mercado. Esas posibilidades de transporte han influido mucho en la compra que gentes de otras tierras han realizado para recría, lo que ha influido en la configuración de algunos mercados, más accesibles y con mayor concurrencia.
En un mundo en el que aflora el animalismo podemos valorar la larguísima trayectoria de unos eventos en los que la vaca ocupó un lugar preferente, de animal totémico, ya que no sagrado, como en la India. La importancia económica, esa inyección de dinero que permitía comprar algo de lo que no era posible producir y que ahora cuadra cuentas para pagar instalaciones, maquinaria y suministros costosos, no puede ser soslayada. Pero tampoco cabe dejar de lado la significación de ferias y mercados como elemento aglutinador, fenómeno cultural, ruptura de las faenas rutinarias y celebración, en definitiva, de la vida rural. Cambiaron muchas cosas, pero la vaca sigue siendo el centro de la mayoría de los certámenes ganaderos asturianos y la fuente principal de ingresos en el mercado para quienes mantienen actividades agropecuarias en Asturias. Sea para carne o leche, la vaca está en el centro de la producción.
Y en el entramado de idas y venidas, apretones de manos, caballos amarrados hasta la partida, billetes que se cuentan con una forma peculiar e incluso algún juego tradicional, de fuerza o maña, han tenido un desempeño notable los vaqueiros. Los trashumantes son más dados a comprar y a vender que los aldeanos, por su peculiar modo de usar los recursos naturales, adaptándose a las estaciones y a las alturas. En algún modo, diríase que el valor añadido de las ferias septembrinas resuena como si fuera una vaqueirada.
Muchos de los asistentes a la jornada del sábado comentaron sus experiencias en los mercados próximos, si bien con la sensación triste del recuerdo de tiempos duros, ya superados, y de que apenas queda un puñado de jóvenes que trabajen en el campo. Pero sigue habiendo, aunque pocos, vaqueiros que habrían de completar su ahora fraccionada alzada del Pevidal al Puerto de Somiedo en los días siguientes al foro. Y vaqueiros que compran y venden de muy distintas formas, pero que no pierden por nada del mundo las ferias a las que asistieron siempre, donde hacen parte de sus transacciones.
Tineo, 21 de junio
José López García. Economísta, SADEI
La ponencia trata de poner en valores, una serie de preguntas que durante el desarrollo de la misma se van a plantear.
A continuación, utilizando los gráficos realizados por el ponente, presentamos el contenido de esta intervención.
Tineo, 21 de junio
Teólogo, Sociólogo. Medalla del Mérito de la Republica Federal Alemana
Cuando mi amigo José Feito, economista y promotor de este Foro de la Cultura Vaqueira, me solicitó, con motivo de su primera edición en el año 2016, que enviase un saludo a los participantes, lo hice con sumo placer subrayando que la tradición cultural vaqueira, junto con el acervo histórico unido al Camino de Santiago y la centenaria experiencia migratoria de los asturianos en el mundo, constituye uno de los tres grandes potenciales para fortalecer la presencia de Asturias en el mundo globalizado actual. Estas tres realidades atestiguan la capacidad de actuar más allá de las propias fronteras y de la propia cultura, es decir de desenvolverse en ámbitos transterritoriales y transculturales, que también forma parte del acervo cultural de la sociedad asturiana.
Con el mismo, o mayor, agrado, asumo hoy la tarea de hablar, en este IV Foro, sobre la Vaca en las representaciones colectivas del mundo rural asturiano.
Y lo hago precisamente como persona perteneciente al mundo de la emigración asturiana en el mundo y que, por la historia del pueblo en que he nacido (Lavio/L.laviu, antiguo “Coto de Labio”, que ya cita Jovellanos como tierra de brañas y vaqueiros en el punto 8. de su famosa novena carta a Ponz), por la historia familiar y por los apellidos que llevo, se siente profundamente vinculada a la tradición cultural vaqueira. Ello significa también que no pretendo intervenir hoy aquí en calidad de investigador experto sobre la cultura vaqueira, para explicar fenómenos o procesos que otros han explicado y esclarecido ya de forma magistral. Me permito hacer referencia explícita en este sentido a la obra de Adolfo García Martínez “Los vaqueiros de alzada de Asturias” 1 .
Por el contrario, el aliciente principal a la hora de formular estos pensamientos
es más bien un deseo e intento de contribuir muy modestamente a comprender
lo que pueda significar hoy “ser vaqueiro”, de descubrir el sentido, digamos
pragmático, que pueda tener el ocuparse de la tradición cultural vaqueira, más
allá del puro interés erudito o teórico. Dicho de otra manera, es un interés
interpretativo, hermenéutico, por entender el valor actual de una larga tradición
cultural el que me guía al dirigirme hoy aquí a Vds.
Este intento interpretativo es doblemente difícil en el caso de la cultura
vaqueira, pues al ya empeñoso esfuerzo de entender el sentido de una tradición
cultural y determinar su validez en el contexto actual, se añade en este caso que
la referencia (fenoménica) del concepto “vaqueiro”o “cultura vaqueira” no es unívoca, sino que abarca diversos niveles, aunque sean todos dentro de un mismo campo semántico: vaqueiros de alzada, vaqueiros habitantes de lasbrañas, vaqueiros de los pueblos, vaqueiros sedentarizados, vaqueiros deapellido, vaqueiros de identidad...
La pregunta “¿Qué significa hoy “ser vaqueiro”? “ parece tener diferentes posibles respuestas:
Así, p. e. ser vaqueiro podría significar el ejercicio de un oficio determinado, la
práctica de un tipo de economía de mercado o intercambio, la relación con un
territorio o la pertenencia a una cultura. ¿Cuál de estas respuestas sería la
adecuada? ¿lo serían todas a la vez o sólo algunas de ellas y – en este caso- en
qué relación estarían unas con otras?
Parto de la hipótesis de que para responder a estas preguntas puede ser útil ocuparnos del lugar que ocupa la vaca en las representaciones colectivas del mundo rural asturiano y, por tanto, de los propios vaqueiros. Aquí no podemos olvidar que la vaca, sin llegar a ser animal totémico en sentido estricto, es el animal que, al menos desde fuera, ha contribuído a dar nombre – y por tanto identidad - al grupo social vaqueiro.
Pienso que con este objeto pueda ser útil recurrir al método biográfico y hacer un breve recorrido por la presencia – material y mental – de la vaca en la vida de las generaciones actuales de asturianos que vivimos o procedemos del mundo rural.
La vaca, miembro de la familia campesina y elemento constitutivo del paisaje asturiano
Para los niños de mi generación que nos criamos en el medio rural asturiano de los años 50 y 60 del siglo pasado las vacas de la casería eran escasas (entre dos y cuatro por casa era lo más usual), tenían nombre propio y eran un miembro particular de la familia. La Chusca y la Murciana eran, en el caso de mi familia, seres queridos, tratados con respeto y hasta con mimo, de cuya salud y enfermedad dependía en buena medida el humilde bienestar de los demás miembros de la casa. Podría decirse que en nuestro universo mental la Chusca y la Murciana eran primas hermanas de la vaca de Telva, Pinín y Pinón (creada por el genial humorista Alfonso, de Navia, tierra también de vaqueiros) y, sobre todo, de la Cordera que nos describe Leopoldo Alas Clarín en su famoso cuento:
“Era una vaca que había vivido mucho. Sentada horas y horas, pues, experta en pastos, sabía aprovechar el tiempo, meditaba más que comía, gozaba del placer de vivir en paz, bajo el cielo gris y tranquilo de su tierra, como quien alimenta el alma, que también tienen los brutos; y si no fuera profanación, podría decirse que los pensamientos de la vaca matrona, llena de experiencia, debían de parecerse todo lo posible a las más sosegadas y doctrinales odas de Horacio.” (...) 2
“...amaban Pinín y Rosa a la Cordera, la vaca abuela, grande, amarillenta, cuyo testuz parecía una cuna. La Cordera recordaría a un poeta la zavala del Ramayana, la vaca santa; tenía en la amplitud de sus formas, en la solemne serenidad de sus pausados y nobles movimientos, aire y contornos de ídolo destronado, caído, contento con su suerte, más satisfecha con ser vaca verdadera que dios falso. La Cordera, hasta donde es posible adivinar estas cosas, puede decirse que también quería a los gemelos encargados de apacentarla”. 3
En la apelación que la madre moribunda parece dirigir a Antón de Chinta, a Rosa
y Pinín
"Cuidadla; es vuestro sustento"
se expresa la identificación profunda de la familia rural asturiana con la vaca,
que es concebida no sólo como un medio irrenunciable de producción en una
hacienda campesina con economía de subsistencia, sino como un ser querido
que parte de la propia vida.
La venta final de la Cordera, como de la Chusca y la Murciana, era uno de los inevitables caminos para acceder a los muy escasos pero imprescindibles recursos monetarios de que podía disponer una casería rural asturiana en aquellos tiempos. Venta unida a llantos y tristezas, por tener que separarse de un ser querido.
Podríamos estar tentados de pensar que esta relación con la vaca tendría en el caso de los vaqueiros que practicaban la alzada una menor intensidad emocional que entre los campesinos sedentarizados , al disponer el vaqueiro , por regla general, de más reses que éste. La antropóloga María Cátedra Tomás recoge, sin embargo, en su trabajo de campo realizado entre 1970-1972 el testimonio de una persona vaqueira que expresa este mismo tipo de relación y dependencia con la vaca que encontramos en el cuento de Clarín:
“Una vaca noble... se la tiene un cariño como a una persona. Porque nosotros sin el ganado no somos nadie. Aquí no hay otro porvenir. Las vacas dan el alimento y cuatro pesetas para calzar y vestir” 4 .
Y entre las vacas, es la “roxa” la preferida por el vaqueiro, como señala este testimonio citado también por María Cátedra, que confirma nuestros recuerdos infantiles y nuestro propio trabajo de campo:
“ El ganao, de unas a otras (vacas) hay un distinto muy grande. Las mejores de todas son las roxas, la vaca asturiana... las que trabajan. Las otras, ¡nada!... Las vacas “roxas” son las más inteligentes, las más listas, más nobles, más completas, aguantan más el frío. Las otras están más alocadas, no tienen esa serenidad, esa tranquilidad que tiene el ganao roxo. Para leche de calidad, terneros y, en una palabra, vacas, la de la braña, la vaca roxa.” 5
La estrecha simbiosis, que casi podría calificarse como milenaria, que mantiene el vaqueiro con la vaca hace que él valore los rasgos del carácter del animal tanto como los propiamente productivos. La vaca es valiosa como medio de producción en la medida en que su carácter le permite ser compañera de vida del vaqueiro en su concreto entorno físico, ecológico y social. Pensemos en este sentido en las enormes dificultades y constantes peligros que supone el desplazamiento durante las transhumancias o la alzada o durante las estancias en las brañas altas. Con el permiso, o más bien con el perdón, de mis amigos marxistas me atrevería a decir que, para el vaqueiro y en el mundo rural asturiano de la época a la que me estoy refiriendo, la vaca va más allá de ser un simple medio de producción y se convierte en verdadero factor de producción, con atributos (noble,trabajadora, inteligente, lista...) propios del mismo ser humano .
La centralidad de la vaca en el mundo de las representaciones colectivas de los vaqueiros se manfiesta de una forma muy particular en el ámbito religioso, especialmente en la devoción a San Antonio y a la Santa Virgen del Acebo. San Antonio se convierte él mismo, con su “perrín”, en pastor de las vacas, por lo que “Dios (o San Antonio) las guarde” es no sólo expresión de un deseo y petición al Santo, sino que es fórmula de saludo al encontrarse con un vecino que lleva ganado, generadora por tanto de vínculos de solidaridad y buena vecindad. El santuario principal de los vaqueiros, el del Acebo 6 , se debe a que, según la tradición, la Santa Virgen del Acebo se aparece a unos pastores de la comarca sobre un acebo y ella misma elige quedarse a morar en la braña, cuando a finales del siglo XVI se construye la iglesia principal que conocemos actualmente. El plan inicial era construir la iglesia más abajo, en el valle, pero no fue posible, porque, según tradición oral entre los vaqueiros,
“La santa esa (del Acebo) cuando iban a hacer la capilla creo que estaban los materiales y todo preparao pa hacer la capilla en bajo o a la mitad del camín, hacia el medio de la subida esa. Y un día, de noche, plantóse todo arriba en lo último de la sierra, arriba del todo, sin más ni más” 7 .
Y la Santa se quedó en la cumbre del Acebo, sobre todo para cuidar la vacas de sus vaqueiros, como manifiestan los rituales practicados en el Santuario durante las festividades solemnes y como expresa claramente el texto de una vaqueirada:
“A la Virgen del Acebu esti ramu chi intrigamus pa que nus guarde las vacas, que nus críen bonus xatus” 8 .
La Dama del alba, esa otra obra imprescindible para revivir las representaciones
mentales del mundo rural asturiano, transcurre en
“un pueblo pequeño, con vacas de color de miel “ 9 .
Y en élla nos sale al encuentro de forma insistente el mundo vaqueiro, con sus
referencias a la braña, la feria, los novillos -es decir, la vaca - y la Virgen del
Acebo 10 . La subida de Martín (“el mejor jinete de la sierra”) a la braña para
apartar el ganado que ha de llevarse a la feria,
“ocho novillos... con la testuz de azafrán que han de ser la gala de la feria” 11(de vaca “roxa” por tanto)
es el sendero a recorrer para llegar al misterio central de la Noche de San Juan, que acontece en Besullo.
Y, al evocar la memoria de la casa paterna, un poeta más joven de esta tierra vaqueira, Antón Garcia, recordará con nostalgia, tras las palabras de su abuela, a
“la Pinta, la Pastora y la Careta, vaques manses y amiges...”, 12
como parte de la propia familia.
Hasta las puertas de la Catedral de Oviedo dan testimonio artístico de que la vaca forma parte de la representación mental y artística del paisaje de Asturias desde al menos el siglo XVIII. En éllas se muestra a Santa Eulalia de Mérida, patrona oficial de la ciudad de Oviedo, de la diócesis y del Principado de Asturias desde el siglo XVII, en actitud de derramar agua fértil sobre campos de maíz, detrás de los que aparece una vivienda campesina con sus establos y dos espléndidas vacas.
Como resumen, podríamos decir que no es posible representarse el mundo rural asturiano en esta época que muchos de los aquí presentes hemos vivido, de nuestra propia biografía, sin la presencia de la vaca como elemento constitutivo de las propias relaciones sociales y del paisaje, entendido éste en su sentido más complejo como configuración duradera que resulta de la presencia y acción del hombre sobre la naturaleza (“Kulturlandschaft”). 13 Así lo refleja también buena parte del cancionero tradicional asturiano y algunos de los más bellos cuadros que podemos contemplar en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Citaré aquí, a modo de ejemplo, y por lo expresivo que resulta su propio título el cuadro “Paisaje Asturiano” pintado en 1872 por Ramón Romea, en el que aparecen en primer plano dos expléndidas vacas, la una muy aplicada paciendo y la otra observándonos “de lejos” y “de frente, con la cabeza erguida”, con una curiosidad distante, parecida / que adelanta a aquella con la que Cordera mirará 21 años más tarde el mundo extraño (el palo de telégrafo y el tren) que se acercaba amenazador a su prado de Somonte.
La vaca, medio de producción en la monocultura láctea
A partir de los años sesenta del siglo pasado nuestra generación fue testigo, y
con frecuencia protagonista, de un cambio profundo en el mundo rural. En su
artículo La sedentarización de los vaqueiros, publicado el 19.05.2017 en La
Nueva España, José Feito describe con gran precisión conceptual este complejo
proceso:
“Es a mediados de los años 60 del siglo XX que comienza una auténtica
carrera de incorporación al mercado de la hacienda campesina asturiana.
Incorporación vía leche de vaca a los mercados de largo radio y a una auténtica
economía monetaria” 14 .
En esta fase, aumenta considerablemente el número de cabezas de vaca en la hacienda campesina, orientada de forma cada vez más intensa a la producción y venta de leche. El abandono de muchas tareas agrícolas (p.e. la siembra de cereales) que caracterizaban la fase anterior de la economía rural diversificada de subsistencia primero y la posterior llegada del tractor fueron haciendo prescindible la colaboración de la vaca como fuerza de trabajo. En este nuevo contexto la vaca roxa es sustituída paulatinamente, y al fin del ciclo de forma casi total, por la frisona (u holandesa). La vaca se libera de la esclavitud del trabajo, pero a la vez irá perdiendo los atributos humanizantes y de miembro de la familia que había tenido en el pasado. Aunque seguirá teniendo nombre propio y seguirá siendo tratada con respeto y cariño, a partir de ahora bien podremos decir que la vaca pasa a ser, sobre todo, medio de producción en un contexto económico caracterizado por la monocultura láctea.
En el artículo Modernización sin proyectos de modernidad. Sobre las dificultades del mundo rural asturiano para dotarse de representaciones colectivas propias, presentado en el Primer encuentro europeo sobre iniciativas locales de desarrollo y políticas de juventud en el Principado de Asturias, celebrado en Oviedo del 24 al 26 de enero de 1991, me ocupé de los efectos de la monocultura láctea sobre las representaciones mentales en el mundo rural asturiano de esta manera:
“Los monocultivos en el sector productivo elevan el riesgo de “monocultura mental”: favorecen el desarrollo de circuitos de argumentación cerrados y tienden a bloquear el pensamiento alternativo e innovativo. La mocultura láctea exige, además, una casi total dedicación temporal y mental. La monocultura láctea representa una forma extrema de modernización, de especialización y racionalización de la producción, llevada a cabo en el mundo rural asturiano desde estructuras psico-sociales no modernas. El campesino no escoge esta forma de producción para racionalizar al máximo el empleo de sus medios de producción y optimizar los beneficios, sino porque no ve (¿no busca?) otra alternativa. La monocultura láctea no es producto de una cálculo de racionalidad organizativa-económica – que incluye el análisis de otras posibles opciones -, sino, una vez más, la adaptación a una dinámica inducida desde el exterior y considerada como no influenciable. El campesino asturiano no es un empresario autónomo, sino un trabajador a destajo, externo pero “dependiente” de las centrales lecheras.” 15
La vaca desaparece progresivamente del paisaje
Hoy, casi ya 30 años más tarde, mientras nuestra generación se ha hecho ya
mayor, podemos comprobar que el mundo rural asturiano (como otros mundos
rurales de la ahora llamada “España vaciada”) no supo, o no pudo, generar
alternativas que garantizasen su supervivencia al finalizar el ciclo de la leche. El
“ciclo asturiano de la leche de vaca”, escribe José Feito en el ya citado artículo
de mayo de 2017,
“iniciado mediado los sesenta del siglo XX, finaliza con ese mismo siglo.
El número de caserías en funcionamiento se divide por 10. Disminuyendo también tanto el número de cabezas de vacuno como número de litros de leche producido.” 16
La progresiva desaparición de la vaca del mundo rural asturiano va acompañada de la desertificación demográfica y se manifiesta en un cambio sustancial del paisaje configurado de forma duradera por la presencia y acción del hombre y de la vaca sobre la naturaleza. 17 Así está en peligro de desaparecer la primera y quizás más determinante representación colectiva de nuestra generación en relación con el propio territorio que nos sustenta: el paisaje de prados y campas acotados por paredes de piedra, entre retazos de bosque y pequeños cultivos.... El día que todo ésto desaparezca y sea definitivamente desbordado por la naturaleza salvaje(zarzales, ortigas, plantas invasoras...), comprenderemos que Asturias no es ningún Paraíso Natural, sino que la identidad y belleza de sus paisajes es debida a esa relación dialéctica entre el ser humano, especialmente el habitante del medio rural, y la naturaleza, en la que la vaca ha jugado durante varios siglos un papel determinante. El fin de la vaca sería así el fin de una forma histórica de representar a Asturias y de representarse Asturias a sí misma y su identidad.
A esta nueva fase que estamos viviendo en el mundo rural de abandono del territorio cultivado y extensión del terreno baldío podría corresponder una nueva forma de representación mental colectiva basada en el “vivir de las rentas”, en la que se reduce el espacio apto para la innovación y el espíritu emprendedor. 18
La vaca y la cultura vaqueira, inspiraciones para el futuro
Ante esta crisis profunda del mundo rural, que no afecta solamente a Asturias, podemos preguntarnos qué nos puede aportar hoy la tradición cultural vaqueira y, más en particular, la relación especial con la vaca que la caracteriza.
Para ello conviene recapitular brevemente lo que ha significado la vaca en el
mundo rural asturiano y, especialmente, en la cultura vaqueira. En ésta la vaca
- ha dado nombre a un oficio y modo o estido de vida que posteriormente
se ha ido convirtiendo en grupo social específico
- ha sido medio de producción y de apropiación del territorio
- medio de intercambio para el mercado y el comercio
- indicador de transformación y de cambio social
- agente posibilitador de contactos transterritoriales y transculturales
- agente “configurador” del espacio-territorio, conformadora del paisaje
(entendido como Kulturlandschaft), la más material y materializada de
las representaciones colectivas, que conecta espacio, ecología,
economía, trabajo e historia y que ha ayudado a crear una identidad
cultural fuerte en una región pequeña, pero bien identificable desde
fuera como es Asturias
- referente simbólico de una región (recuérdese la Cordera, la vaca de
Telva , Pinín y Pinón que conocimos en nuestra infancia, el mundo
poético de A. Casona...) 19 .
De este encuentro con la vaca y con la cultura vaqueira por ella configurada quiero extraer algunas conclusiones, en coherencia con el interés interpretativo/hermenéutico y el sentido pragmático que han inspirado mi intervención:
1a. El paisaje asturiano, entendido como “Kulturlandschaft”, no es un “Paraíso Natural” y la acción humana en él no puede ni debe ser considerada como una intromisión indebidada en una naturaleza imaginada falsamente como perfecta en sí misma. El lema, que como reclamo turístico ha podido resultar atractivo, contiene una representación falaz peligrosa, pues oculta o hace desaparecer la aportación del trabajo humano a la configuración del paisaje y de la identidad de Asturias. Asturias, y de forma particular su medio rural, podrían aparecer así como un área geográfica sin seres humanos, sin trabajo, sin animales domésticos, sin economía, sin historia y sin cultura. La tarea de las administraciones públicas consistiría fundamentalmente en mantener la pureza prístina de este “Paraíso” limitando al máximo la actividad humana en él. 20
2a. El paisaje asturiano es fruto de una larga relación dialéctica entre el ser humano y la naturaleza, en la que la vaca ha actuado como mediación, al ser ella misma parte de la naturaleza por un lado y parte de la propia actividad humana hasta el punto de configurar las representaciones mentales de los humanos sobre sí mismos y sobre el mundo, por otro lado. El futuro de Asturias pasa irrenunciablemente por buscar la sostenibilidad a largo plazo del mundo rural en todas sus áreas y de forma muy particular en las áreas de tradición cultural vaqueira. Una sostenibilidad que conserve las señas de identidad de éste y abra la región a su vez a nuevas formas de actividad económica, basada tanto en el desarrollo de las propias tradiciones productivas como en la incorporación creativa de las nuevas tendencias tecnológicas globales.
3a. Para dar este paso Asturias cuenta con el saber hacer histórico o acervo colectivo de tres grandes experiencias históricas que han surgido o se han desarrollado en su territorio y que yo denominaría tres “culturas en camino”: la tradicióndel Camino de Santiago, la cultura vaqueira y la emigración asturiana en el mundo. De estas tres tradiciones podemos aprender que las relaciones transterritoriales y transculturales abren nuevas oportunidades de desarrollo personal, familiar y colectivo. De peregrinos, vaqueiros y emigrantes podemos aprender igualmente la capacidad de buscar y encontrar nuevos caminos cuando parece que todas las puertas se cierran y los horizontes se acortan. Aprender que merece la pena asumir nuevos retos, acometer nuevas empresas , iniciar nuevas tareas y hasta aprender nuevos oficios, pues un ancho mundo nos espera. Precisamente la cultura vaqueira, caracterizada por su espíritu inquieto, emprendedor y polifacético en el ámbito de los oficios, se presenta como modelo que puede servir de referencia para redefinir la identidad asturiana y superar la apatía social y económica.
4a. La llamada comarca vaqueira, los concejos de tradición cultural vaqueira, este territorio en el que se cruzan los caminos de los vaqueiros transhumantes y de alzada, de los peregrinos de Santiago 21 y de los asturianos que emigraron en busca de nuevos horizontes, es un territorio muy propicio al aprendizaje de cuanto vamos a necesitar para sobrevivir como comunidad humana – tanto económica como culturalmente – a lo largo de este siglo XXI.
En este sentido esperan aún muchas y apasionantes tareas a éste y a futuros Foros de la Cultura Vaqueira, a los que deseo toda clase de éxitos.
Muchas gracias por su atención
1. Los vaqueiros de alzada de Asturias. Un estudio histórico-antropológico, Oviedo 2009.
2. Leopoldo Alas (Clarín), ¡Adiós, “Cordera”! y otros cuentos, Madrid 1984, pág. 10.
3. Leopoldo Alas (Clarín), ¡Adiós, “Cordera”! y otros cuentos, Madrid 1984, pág. 12
4. María Cátedra Tomás, Ricardo Sanmartín Arce, Vaqueiros y pescadores. Dos modos de vida, Madrid 1917, p. 23.
5. O. c., p.24. En la sesión abierta del IV Foro de Cultura Vaqueira celebrada el 22 de junio de 2019 en El Pevidal, algunas de las personas presentes expresaron su relación con la vaca con términos como: “Queríanse como a una persona”, “eran mansas; lloramos al vendelas”, “daban cuachada, cuitu ya queisu del odre (de piel d’una uvea), que era buenu pa la fame que había”.
6. Los vaqueiros de alzada han mantenido asimismo una estrecha relación de devoción con la Virgen del santuario de Carrasconte, situado entre Babia y Laciana, y en cuyo origen legendario aparece también la figura de un pastor.
7. María Cátedra Tomás, Ricardo Sanmartín Arce, Vaqueiros y pescadores. Dos modos de vida, Madrid 1917, p. 87.
8. O.c., p. 79
9. Alejandro Casona, La dama del alba, Madrid 2001, p. 125.
10. Alejandro Casona, La dama del alba, Madrid 2001, p. 62-63, 70-71 y, 132.
11. Alejandro Casona, La dama del alba, Madrid 2001, p. 66.
12. Antón García, Venti Poemes, Uviéu 1998, p. 50.
13. Este es el sentido del concepto y vocablo alemán “Kulturlandschaft”, vocablo que también se ha introducido como extranjerismo en otros idiomas y que podría tener una cierta correspondencia semántica con el concepto de “paisaje humanizado” utilizado por algunos geógrafos.El carácter propio de una “Kulturlandschaft” se densifica y refuerza en la medida en que ésta entra en el mundo de las representaciones mentales colectivas a través del arte, de la pintura, de la música o de la poesía. El paisaje tradicional de Asturias reune de forma muy peculiar los requisitos necesarios para ser considerado “Kulturlandschaft” en este sentido clásico del término.
14. José Feito Fernández, La sedentarización de los vaqueiros, en La Nueva España, 19.05.2017, p. 28.
15. Vicente Riesgo Alonso, Modernización sin proyectos de modernidad. Sobre las dificultades del mundo rural asturiano para dotarse de representaciones colectivas propias; en Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias, Desarrollo local y juventud. Primer encuentro europeo sobre iniciativas locales de desarrollo y políticas de juventud en el Principado de Asturias, Oviedo 1991, p. 212.
16. José Feito Fernández, La sedentarización de los vaqueiros, en La Nueva España, 19.05.2017, p. 28.
17. Ver al respecto el analítico y evocador relato de José Feito Fernández, La soledad de las últimas vacas, https://feitofernandez.blogspot.com/2015/01/de-2014-2015-la- soledad-de-las-ultimas.html y http://www.amisalas.org/la-soledad-de-las-ultimas- vacas/. En el blog de José Feito Fernández aparecen otros muy recomendables artículos de reflexión y análisis sobre la vaca y el mundo rural asturiano.
18. Convendría estudiar en profunfidad la influencia incentivadora que hayan podido tener factores de origen político, tales como el desarrollo del Estado de Bienestar, las políticas territoriales o la Política Agrícola Común de la Unión Europea en estos procesos de abandono y desertificación que caracterizan los cambios y transformaciones del mundo rural, especialmente acelerados desde finales del pasado siglo. Ver al respecto Wolfgang Sieber, Agrarentwicklung und ländlicher sozialer Wandel in Portugal, Saarbrücken 1990.
19. En este sentido le sorprendió favorablemente al autor, a su llegada el día 19 de junio de 2019 al aeropuerto de Asturias, un cartel de anuncio de una conocida marca láctea, que el , que tres alegres vacas (frisonas) se encargan de dar a los viajeros la bienvenida a Asturias.
20. n el debate sobre la ponencia celebrado el día 22 de junio de 2019 en El Pevidal (Salas), y en relac¡on con este punto, diversos participantes habitantes del medio rural ilustraron con varios ejemplos cómo la hiperregulación de las actividades productivas, - especialmente de las realizadas por agricultores, ganaderos y pequeños emprendedores - por parte de las administraciones públicas bloquea actualmente posibilidades de desarrollo económico en el mundo rural asturiano. Por el contrario, llama la atención la actitud más bien laxa y de falta de control que las mismas autoridades públicas manifiestan hacia actividades económicas de tipo extractivo practicadas en el medio rural por grupos empresariales fuertes. La falta de transparencia en la gestión política y económica de los entes públicos podría explicar, entre otros factores, esta llamativa contradicción.
21. El lugar donde se celebra tradicionalmente la primera sesión de los Foros de Cultura Vaqueira, el Palacio de Merás en Tineo, que es a sus vez albergue de peregrinos del Camino de Santiago, materializa de forma emblemática este cruce de caminos. Ya en su poemario “El peregrino de la barba florida”, publicado en 1926, Alejandro Casona daba voz poética al encuentro entre el peregrino y la vaquera: “En la braña acaece / sediento el peregrino. / Vaquera, tengo sed; / entre los montes me he perdido, / vengo lejano y desfallezco... / ¿No puedes darme alivio?. Y un poco más adelante responde la vaquera: “Muchas cosas has visto, romero / de barbas floridas. / Extraviado llegaste a mi braña / yo, malpocadiña, / no conozco el camino. Si quieres / calmar tu fatiga / aquí tienes mi humilde cabaña / aveirada y tibia. /( ...) Peregrino que vas a Sant Yago, /peregrino de barbas floridas, / nos dará nuestra vaca su leche, / partiremos la hogaza amarilla”. Se puede pensar con motivos sobrados que encuentros como éste y de otros tipos entre peregrinos y vaqueiros se pudieron producir en otras muchas ocasiones.
Tineo, 21 de junio
El Pevidal - Salas, 22 de junio
Un año más tiene lugar la segunda jornada del Foro de Cultura Vaqueira en el Pevidal.
Cabe señalar, como anteriores ediciones, un gran nivel de asistencia y de participación.
Como en anteriores jornadas comenzamos con el registro de participantes y la entrega a los asistentes que así lo desean del formulario que contiene las preguntas que conformarán la Cuarta Encuesta.
Las preguntas tienen relación con el tema central de cada Foro, este año las preguntas se basan sobre la actividad ganadera de los participantes y la importancia de la vaca para ellos.
Antropólogo Cultural
Tras la jornada intensa del día anterior en la villa de Tineo, el IV Foro Vaqueiro continuó sus trabajos durante la mañana del 22 de junio, sábado. Como siempre, el lugar del encuentro fue la Escuela de El Pevidal, en el concejo de Salas. Ya a partir de las 11 de la mañana comenzó a haber un ambiente muy propicio y un poco más tarde comenzó la laboriosa tarea de inscribir y registrar a los participantes. Esta tarea fue llevada a cabo por Dely Marrón escaladas, que es vocal del Consejo de Cultura Vaqueira desde sus inicios.
Una vez concluida la tarea del registro e inscripción se distribuyó entre los asistentes la IV Encuesta para que fuese cumplimentada sin que hubiese influencias previas: la encuesta se realizó al comienzo de los trabajos para que los debates no influyesen en la opinión de los asistentes. Esta IV Encuesta giró, como es lógico, en torno al tema central del Foro, es decir, la vaca. En este sentido, las preguntas versaron sobre el significado de la vaca para los vaqueiros, su importancia económica y su incidencia en la vida vaqueira.
En esta encuesta también hay apartados en los que se trata de comprobar el momento vital de los participantes a lo largo del proceso del cuidado de las vacas, que ha ido transformándose y evolucionando al compás de los cambios económicos y sociales.
También el coordinador, tras agradecer la colaboración, explicó a los presentes los objetivos y características de esta cuarta encuesta, cuyos resultados se expondrán en el próximo V Foro. Por otra parte, de ello habrá constancia en la página web del Consejo de Cultura Vaqueira.
Concluida la realización de la encuesta, se produjo el saludo a los asistentes a este acto, realizado en la antigua escuela de El Pevidal. En primer lugar intervino el alcalde de Tineo, José R. Lorences, el cual se felicitó por la realización del encuentro y aludió a los crecientes problemas del campo asturiano en general y de esta zona vaqueira en particular. En la misma línea intervino también el alcalde de Salas, Sergio Hidalgo, que mencionó la importancia del encuentro vaqueiro y las necesidades y perspectivas de futuro.
A lo largo de esta sesión matinal don Roberto González-Quevedo coordinó la realización del coloquio entre todos los asistentes sobre el tema de estudio de este IV Foro y se hizo una recapitulación de los diferentes enfoques expuestos el día anterior, contrastando distintos puntos de vista y discrepancias, coincidencias y compatibilidades entre las distintas opiniones.
Resultó enormemente animada y activa la participación del público asistente, más de cien personas, recordando aspectos llamativos de la cultura en torno a la vaca. Se recrearon estampas tradicionales y se comentaron emotivas, divertidas y, especialmente, muy significativas estampas de la vida con el ganado vacuno. Posteriormente también afloraron los problemas actuales y se destacaron los puntos negativos y de preocupación que caracterizan el presente.
José Feito, presidente del Consejo de Cultura Vaqueira, ilustró el diálogo del encuentro con reflexiones sobre el pasado y el presente de la comunidad vaqueira en el contexto de la sociedad y economía campesina de Asturias. José Alba, economista y profesor de la Universidad de Oviedo, ilustró con datos y con ejemplos vitales la importancia social y económica del mundo de los mercados y del intercambio económico entre los vaqueiros.
Finalmente, Vicente Riesgo, teólogo y sociólogo, amplió y ejemplificó sus aportaciones del día anterior y, como ponente principal de este IV Foro Vaqueiro, resumió los aspectos teóricos tratados.
Para terminar, y antes de pasar al comida comunitaria, el alcalde de Salas clausuró la sesión matinal de este IV Foro.
El Pevidal - Salas, 22 de junio